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LA IMPORTANCIA DE LOS HIMENÓPTEROS

El orden zoológico de los Himenópteros (insectos con alas membranosas) comprende numerosas especies clasificables en dos subordenes: Symphyta y Apócrita.
Los sínfitos, ampliamente distribuidos por todo el mundo, comprende los miembros más primitivos del orden de los Himenópteros. Popularmente se les conoce como "moscas de sierra" (por la forma del ovopositor) y se caracterizan porque carecen de la tan típica "cintura de avispa" (conexión estrecha entre el tórax y el abdomen), característica de los apócritos (las más conocidas abejas, avispas y hormigas) que sí la tienen.
Una "mosca de sierra" (Symphyta), fotografiada en el Parque Fluvial del río Besós en primavera

En cuanto los apócritos, son los himenópteros más conocidos y más numerosos (95% de los Himenópteros conocidos pertenecen a este suborden); por la estructura del ovopositor, el grupo se subdivide en apócritos aculeados (en estas especies el ovopositor está transformado en acúleo o aguijón, conectado a glándulas venenosas) y los Parasitica (parasitoides verdaderos), que carecen de él -en ellos el ovopositor no ha sufrido ninguna modificación, y es empleado simplemente para poner huevo/s-.
Tú te puedes preguntar que si en los apócritos aculeados el ovopositor está transformado en aguijón, para poder picar, sea para defenderse o, en el caso de las avispas cazadoras, para paralizar a su presa, de qué manera entonces ponen los huevos. La respuesta es por una abertura ubicada en la base del ovopositor.

IMPORTANCIA Y NECESIDAD DE LOS HIMENÓPTEROS
Cualquier persona puede observar en un jardín la importancia de los Himenópteros para el ecosistema:
las abejas son las polinizadoras
las avispas son las cazadoras
y las hormigas son las recicladoras

Veamos más detenidamente estos roles de los Himenópteros.

1. LAS ABEJAS POLINIZADORAS
Abeja de la subfamilia Halictinae
(Parque Fluvial del río Besós)

Existen muchos animales que intervienen en la polinización de las plantas, pero ninguno de ellos lo hace como las abejas, entendidas éstas en su concepto más amplio (abejas de la miel, abejorros y abejas solitarias); las abejas constituyen un 13% de los Himenópteros conocidos.
Como buenas polinizadoras que son, las abejas, que originariamente proceden de avispas, se diferencian de éstas en los pelos. Mientras que las avispas tienen pelos simples (no modificados), las abejas, resultado de la evolución, los tienen ramificados como una pluma para así retener el polen cuando visitan una flor y transportarlo a otra flor. Además, las estructuras asociadas a las patas también han evolucionado en esa dirección, y apoyan la función de los pelos modificados. La consecuencia es, como se ha dicho, unos insectos morfológicamente muy adaptados para llevar a cabo la polinización de las plantas, juntamente con otras características que incrementan la eficencia de esta labor.
Las abejas realizan sin darse cuenta una de las funciones más importantes en la Naturaleza: la polinización de las plantas

La acción de transportar polen de una planta a otra permite a los humanos disfrutar de una gran variedad de alimentos que consumen, pero todavía más importante es que esta polinización, cuando se realiza en condiciones silvestres o naturales, convierte a las abejas, abejorros y en general a todos los que la llevan a cabo, en responsables directos del mantenimiento del ciclo de vida de muchas plantas, y por ello de otras especies también, y, en última instancia, del mismo funcionamiento de los ecosistemas, que son el verdadero soporte de la vida en la Tierra.

2. AVISPAS CAZADORAS Y AVISPAS PARASITOIDES
Avispa eusocial de la especie Polistes dominula
Avispa solitaria Pepsis sp.
(ejemplar disecado procedente de Costa Rica)

Como depredadoras que son, las avispas, sean eusociales o solitarias (éstas últimas menos conocidas pero mucho más numerosas que las sociales), ejercen un importante control biológico muy útil para cualquier ecosistema. Saltamontes, cucarachas, moscas, orugas de mariposa (más raramente mariposas adultas), larvas de coleópteros, arañas y otros muchos pequeños animales son cazados por las avispas, contribuyendo ellas a mantener las poblaciones de esos animales en cifras soportables para la viabilidad del ecosistema. Cada especie de avispa se especializa en un tipo de presa, así las Bembix cazan moscas, y los pompílidos, entre los que figuran las enormes avispas del género Pepsis, capturan arañas.
Pero las avispas no sólo depredan, sino que muchas especies son parásitas, o mejor parasitoides, de otros insectos o animales (llamados "huéspedes"), ejerciendo igualmente, aunque de otro modo, control biológico sobre ellos.
Se distingue el concepto de parásito del de parasitoide, este último más exacto cuando se habla de Himenópteros, porque define mejor la modificación que se hace en el comportamiento del parásito típico.
Las pulgas y las garrapatas son verdaderos parásitos, entre otros muchos: comparados con el huésped al que parasitan son de tamaño muy pequeño, y a ese huésped nunca lo matan, al menos directamente (indirectamente a veces sí, mediante la transmisión de patógenos que le ocasionan enfermedades). En cambio, los parasitoides tienen un tamaño similar al del huésped y siempre le causan la muerte directamente.

Avispas parasitoides
No cazan, no pican (excepto las parasitoides con aguijón como las avispas de las familias Mutillidae y Scoliidae), y emplean el ovopositor para insertar el huevo (o huevos) en el huésped, sobre él (externamente), ectoparásitoides, o en el interior de su cuerpo (internamente), endoparasitoides: en este caso la larva se come al huésped por dentro, procurando no dañar los órganos vitales de éste a fin de retrasar su muerte lo más posible para que la larva siga comiendo carne fresca todo el tiempo necesario para su desarrollo (que ocurre dentro del huésped).
Otros parasitoides no atacan directamente al huésped, sino que sólo se alimentan de su comida (le roban la comida de la celda, de su nido, o la misma presa que el huésped capturó); a estos parasitoides se les llama cleptoparasitoides y hay muchos de ellos entre los Himenópteros.
Los parasitoides verdaderos (para distinguirlos de los "parasitoides con aguijón") son los más numerosos, y con diferencia, de todos los Himenópteros (más del 60% de los conocidos).
Otra categoría, ya antes mencionada, es la de los parasitoides con aguijón, que en cierto modo están a caballo entre las avispas cazadoras (morfológicamente son como ellas, es decir con el ovopositor transformado en un aguijón) y las parasitoides, dado que su comportamiento es realmente el de parasitar a huéspedes. Ejemplos de parasitoides con aguijón son las avispas de las familias Scoliidae y Mutillidae.

En definitiva, la acción natural que realizan las avispas sobre los insectos, a través de sus mecanismos alimentarios, sean depredadores o parasitoides, resulta muy beneficiosa para el ser humano ya que le permite mantener una producción adecuada de alimentos sin necesidad de recurrir a los peligrosos plaguicidas.

3. LAS HORMIGAS RECICLADORAS
Formicidae

Las hormigas juegan un papel fundamental en el ecosistema: remueven el suelo desplazando la materia orgánica de arriba a abajo, en una función muy similar a la que llevan a cabo las útiles lombrices de tierra. Además, por el gran número de sus efectivos, conforman una importante biomasa que constituye alimento para otros animales.
En el aspecto negativo, algunas especies de hormigas se asocian con los pulgones, de la familia de los áfidos, verdadera plaga para los cultivos. Las hormigas les prestan protección y defensa contra sus depredadores, a cambio de una sustancia azucarada que elaboran y les dan, lo que hace más difícil combatirlos. Por este motivo, algunos jardineros miran a las hormigas con cierta desconfianza, pero esta simbiosis entre los áfidos y las hormigas solamente se da en algunas especies de éstas, no en todas.
En algunas partes del mundo, como las hormigas Atta de la América tropical (las célebres "cortahojas"), o las omnívoras Pheidologeton diversus de Asia, pueden ocasionalmente llegar a convertirse ellas mismas en una plaga para los cultivos que están cerca de sus nidos a causa de sus actividades y dieta.
Sin embargo, y aún con todo, no olvidemos que las hormigas constituyen un valor biológico de primer orden, juntamente con las polinizadoras abejas y las cazadoras avispas.