Bombus terrestris, una criatura fascinante.
Los abejorros (género Bombus) son miembros de la misma familia que las abejas de la miel (familia Apidae), aunque su aspecto es muy diferente al de éstas. Son más grandes, tienen el cuerpo con mucha vellosidad, y con frecuencia lo tienen adornado con bonitos colores. Como las abejas, son insectos sociables que también viven en colonias, pero bastante más pequeñas que las de las abejas, de sólo algunos centenares, y generalmente menos (unas cincuenta obreras).
Sobre tamaños, seguidamente indico los de dos de las especies más comunes:
Bombus terrestris (Europa) reina 20-22 mm, obrera 11-17 mm, macho 14-16 mm
Bombus impatiens (Ontario y muchas partes de EEUU) reina 21-23 mm, obrera 9-14 mm, macho 12-14 mm.
Se conocen unas 250 especies de abejorros, más o menos, distribuidas principalmente en las regiones templadas del hemisferio norte (Europa, Asia y Norteamérica) y algunas especies, las menos, en el hemisferio sur. No se han descrito especies nativas en Australis ni Nueva Guinea.
Bombus terrestris, uno de los abejorros más extendidosBombus pascuorum, caracterizado por su tórax uniformemente anaranjado, y dotado de una lengua larga, puede vivir en colonias de hasta 200 obreras; ejemplar fotografiado en la localidad de Santa Coloma de Gramanet (Barcelona).Hembra de Bombus pascuorum, Parque Natural de Collserola (Barcelona)
La reina (hembra fecundada) es la única que sobrevive al invierno. En los campos con flores las reinas de la mayoría de las especies de abejorro suelen ser vistas a partir de la primavera (abril o mayo), pero en algunas especies es posible que antes, como Bombus lucorum y Bombus terrestris que aparecen en marzo e incluso pueden ser vistas ya en febrero (algunas de las fotos de este Blog han sido tomadas esos meses).
Cuando emerge la reina busca un lugar para anidar y fundar la colonia.
Algunas especies de abejorro, como Bombus hortorum, el abejorro de los huertos, pueden tener dos colonias por temporada, porque el ciclo de la colonia es de corta duración, pero la mayoría de los abejorros, entre los cuales Bombus terrestris, sólo producen una colonia por temporada. A finales de otoño la colonia muere, y sólo las jóvenes reinas fecundadas sobrevivirán al invierno para, en la primavera siguiente, volver a iniciar el ciclo (fundar una nueva colonia, etc).
La reina ejerce un dominio total en la colonia, controlando la puesta de las obreras y no permitiendo la existencia de nuevas reinas que hagan peligrar su liderazgo. Cuando este liderazgo se pierde se produce lo que los expertos llaman "punto de cambio" en el nido: la reina vieja y las obreras se agreden, entran en competición, nacen nuevas reinas, y finalmente muere la reina vieja.
Generalmente los abejorros del género Bombus construyen su nido bajo tierra; es el caso, por ejemplo, de Bombus terrestris. Sin embargo, aunque menos, también hay alguna que otra especie de abejorro que hace el nido en la superficie, ya sea sólo ocasionalmente (ejemplo: Bombus bifarius), ya sea indistintamente (bajo tierra o en superficie, como Bombus vagans) o bien preferentemente (Bombus pensylvanicus). Hay especies más versátiles que otras a la hora de buscar un lugar para elaborar su nido, siendo Bombus terrestris y Bombus pratorum dos de ellas. Varias especies habilitan madrigueras de pequeños mamíferos abandonadas por su original propietario.
Las obreras (hembras estériles) son de un tamaño menor que la reina y nacen de los huevos que pone ésta; de las primeras larvas se encarga la misma reina, pero después, cuando las obreras ya maduran, serán ellas las que se dediquen al mantenimiento de las siguientes larvas.
Alimentan a las larvas con el néctar y polen que recolectan en las flores. Frecuentan el mismo tipo de flores que las abejas de la miel (Apis mellifera), y no es raro ver a unas y a otras revoloteando por la misma vegetación, tal como se muestra en la siguiente fotoSierra de Collserola (Barcelona).
El abejorro liba las flores con su lengua. La longitud de la lengua varía según la especie, y esto condiciona el tipo de flores que prefiere cada abejorro. Así, Bombus terrestris tiene una lengua relativamene corta si la comparamos con las de otras especies, como Bombus hortorum, mucho más larga (una media de 13,5 mm).
Del polen el abejorro obtiene las proteínas necesarias para su crecimiento, mientras que el néctar le proporciona los azúcares necesarios para el aporte energético. Tras haber despertado de la hibernación, las reinas tienen mucha hambre y buscan flores para obtener polen; se sabe que el polen ayuda al desarrollo de los ovarios y los estimula para producir huevos.
El polen es el principal alimento de las larvas.
Los cardos son uno de los tipos de flores favoritas de muchos abejorros, entre ellos el europeo Bombus terrestris, y los norteamericanos Bombus morrisoni y Bombus bimaculatus.
En estas fotos, bonito ejemplar de Bombus terrestris (Linnaeus 1758), fácilmente reconocible por su abdomen tricolor: amarillo-negro-blancoEl abejorro es un insecto muy útil por su excelente función polinizadora.
Comparado con la abeja, el abejorro puede visitar un mayor número de flores, puede transportar más polen , y no está tan influenciado por el clima, en el sentido de que puede trabajar también con el cielo nublado o con viento.
Tanto es así que los abejorros se emplean en todo el mundo para la polinización del tomate. Gracias a estas criaturas, se obtienen tomates de mejor calidad, y a veces las empresas dedicadas a la actividad logran incrementos en la producción. Sin embargo, a diferencia de las abejas que son capaces de darse instrucciones precisas sobre la localización de las fuentes de alimento, los abejorros no saben hacerlo, y cada uno tiene que buscar y encontrar esos lugares por su propia iniciativa. Hay que decir que las obreras de abejorro pueden volar grandes distancias, de algunos kilómetros, en busca de polen y néctar, y regresar después sin dificultades al nido.Hembra de Bombus pascuorum (sierra catalana de Collserola)Obrera de Bombus terrestris (Collserola, Barcelona)
Los abejorros cuentan con muchos parásitos. Sus nidos constituyen ricos almacenes de alimento y nutrientes, que los abejorros han ido guardando ahí, lo que atrae a visitantes indeseables, empezando por los "abejorros cuco", que son también del género Bombus, pero pertenecen a un subgénero diferente (Psithyrus), y que parasitan a los verdaderos abejorros. Además de ellos, otros muchos pequeños animales son parásitos de los nidos de los abejorros, como ácaros y pequeños insectos entre los que se incluyen moscas y polillas; uno de los parásitos más destructivos para una colonia de abejorros es la conocida como polilla de la cera (Aphomia sociella), que en verano visita los nidos de abejorros, sobretodo los construidos en la superficie del suelo, y deposita sus huevos de los que nacerán unas voraces larvas que se lo comerán todo, incluidas las mismas larvas de los abejorros.
Obrera de Bombus terrestris (Collserola, Barcelona)
Si bien los parásitos son muchos, los abejorros en cambio tienen pocos enemigos, quizás porque poseen un aguijón venenoso. Entre esos enemigos mencionar algunas especies de pájaros como Parus major y el conocido abejaruco Merops apiaster.
Sólo las hembras de abejorro (reina y obreras) cuentan con aguijón, y a diferencia del de las abejas, el suyo es liso por lo que no queda clavado en la víctima, así que puede picar con él más de una vez. Sin embargo, el abejorro es poco agresivo, todavía menos que la abeja de la miel, por lo que es poco probable que llegue a picar, a menos que se le moleste o se le intente capturar con las manos. Cuando al fin se decide a hacerlo, la síntomatología del envenenamiento parece muy similar a la de la picadura de abeja. No tengo datos de la especie Bombus terrestris, pero sí de su pariente el abejorro B. impatiens (una especie norteamericana bastante común): su LD50 = 7,2 mg/kg en ratones blancos por vía intraperitonal, mientras que la de la abeja de la miel es de 3,5 mg/kg, es decir más baja y por consiguiente con veneno, gota por gota, más tóxico.
Como otros himenópteros, los abejorros únicamente emplean su aguijón para defenderse de los depredadores, que quedan advertidos por los vistosos colores que lucen estas criaturas. Cualquier animal que haya sufrido la experiencia de un picadura de abejorro aprenderá a evitar a partir de entonces a cualquier insecto que en su cuerpo luzca esos colores llamativos, que los asociará a picadura dolorosa.
Precisamente la coloración que lucen en sus cuerpo los abejorros es aposemática, o sea de advertencia a sus enemigos. Existen unos cuantos diseños de coloración que se distribuyen entre las numerosas especies de abejorros, de modo que varias especies diferentes van a mostrar una misma coloración o muy similar. Ejemplos: Bombus lapidarius y Bombus ruderarius comparten el mismo modelo (negro con el final del abdomen rojizo), o Bombus terrestris y Bombus lucorum, cuyas obreras son a simple vista prácticamente indistinguibles, si bien con las reinas la distinción, aunque difícil, puede realizarse sólo con verlas:Reina de Bombus terrestris
Las bandas amarillas en Bombus lucorum son de color amarillo limón (en cambio son de tono anaranjado en B. terrestris) y la cola blanca muestra un blanco claro y luminoso, a diferencia de B. terrestris. Esta coincidencia en la coloración beneficia a los abejorros porque posibilita que los depredadores potenciales puedan aprender más rápidamente a evitarlos (el que ha sufrido la desagradable picadura de un abejorro tenderá en el futuro a evitar no sólo a los de esa especie, sino también a los de todas aquéllas que muestren idéntica o similar coloracion), si bien esto hace luego más difícil para los naturalistas identificar las distintas especies de Bombus. En conclusión se puede afirmar que cuanto más común y extendido sea un determinado modelo de coloración, más pronto aprenderán los depredadores a evitarlo.
Seguidamente abejorros fotografiados en abril en el Parque Natural de Collserola
EL FUTURO DE LOS ABEJORROS
Desde hace un tiempo se ha constatado el retroceso de las poblaciones de varias especies de abejorros en Europa y Norteamérica, por ejemplo la especie norteamericana Bombus terricola en varias áreas de su distribución. Si se pretende encontrar la causa de este fenómeno se llega a la conclusión que el principal motivo está en el cambio climático del planeta, más que en la intensificación de la actividad agrícola o la aplicación de productos pesticidas en el campo (factores estos que, a su vez, están detrás de ese cambio climático).
Hay que pensar que los abejorros son animales que evolucionaron en condiciones de frío, por lo que un incremento de la temperatura ambiental, que es lo que comporta el cambio climático, les va a perjudicar.
La respuesta de muchas especies de animales al aumento de temperatura es un cambio de sus hábitats geográficos, trasladándose a áreas más frías (polares o de mayor altitud), para compensar el aumento de la temperatura. Sin embargo no se ha observado este cambio en los abejorros, por lo que parece que ellos no se acaban de adaptar bien a la nueva situación.
Aunque pueda no parecerlo, la desaparición de los abejorros en el mundo causaría gravísimos daños al equilibrio ecológico: basta decir que solamente ellos (ni siquiera las abejas) son capaces de polinizar determinadas plantas, como el tomate; sin ellos, esas plantas desaparecerían también (no se polinizan, no re reproducen, y al fin acaban por desaparecer).
La Ciencia todavía está investigando la manera exacta en que el cambio climático afecta a los abejorros, tal vez para tratar de encontrar una solución a un problema que como sea hay que evitar.
Y el primer paso para evitarlo es concienciarnos de esta dramática realidad y obrar en consecuencia: que todos y cada uno de nosotros actuemos siempre de la manera más ecológica posible.
Factores necesarios para la supervivencia de los abejorros
Ante el declive que sufren los abejorros, y sus parientes las abejas, en el mundo, diversos expertos en la materia como Dave Goulson, S. Alexandra Corbet y O. Pryor-Jones, en sus publicaciones, enumeran factores necesarios para la supervivencia de estos importantes y útiles insectos, algunos de ellos específicos de las áreas de cultivo (como minimizar el empleo de herbicidas y pesticidas, mayor presencia de plantas perennes y adecuada selección de flores anuales), otros aplicables a áreas naturales de conservación (flores perennes, promoción a gran escala de proyectos de restauración sobre terrenos de no menos de 10 kilómetros cuadrados), o bien a ambas:
- Evitar perturbaciones del medio natural y promover lugares para nidificación e hibernación.
- Adecuada sucesión de los períodos florales
- Tipos adecuados de polen
Sea como sea, todos, instituciones gubernamentales, profesionales y ciudadanos, debemos colaborar activamente para evitar que nuestro mundo llegue alguna vez a convertirse en un mundo sin abejorros.